En cuanto
el tímido sol de esta vacilante primavera se insinúa, ella desnuda
sus cincuenta años y me regala la hermosa visión de una Eva a
quien la ropa le estorba sin remedio. Hace sus ejercicios de
estiramiento, lee, se recoge el pelo, anda de aquí para allá, en
este paraíso, todavía verde, en el que vivimos, en plena
Castilla. Observo maravillado como camina, si se recuesta, si se
tumba boca arriba, boca abajo o de lado; pierdo el control si abre y cierra
los muslos. Ella no se da cuenta del poder que tienen sus insinuantes
movimientos.
Las noches se me hacen cortas, abrazado
a sus formas tan desnudas, tan femeninas, tan evidentes. Me emociono
garabateando con mis dedos en su espalda, como un parvulito.
Levanto la sábana y admiro esa gran invención de la naturaleza, esa
fusión perfecta de cintura, caderas y nalgas… Acaricio todos esos
lugares una y otra vez, incrédulo, agradecido. Toda esa piel suave y
tibia me llama, reclama mi atención. No puedo evitar rozar con mis
labios sus hombros, mordisquear su cuello, mientras ella finge que
duerme.
Me encanta su olor, estoy enganchado a
su olor, enloquezco si me sumerjo entre las sábanas, creo que
podría alimentarme solo de verla, olerla y sentirla pegada a mí.
Sin ninguna duda, la noche es lo mejor del día. Me cuesta tanto
despegarme de ella por las mañanas y abandonar ese paraíso tan
húmedo y caliente…
Estoy enamorado como un adolescente. Se
lo digo,… me mira ...y se ríe.
Si surge el encuentro, si al final nos amamos,
después del allegro final con pompa y circunstancia,cuando ella se levanta y sale, yo continúo
pendiente de sus caderas, no me canso de mirarla, la sigo con la
vista, la acaricio y la beso a distancia…
“Shock erótico primaveral”, creo
que ha dicho el médico. "Es previsible que se agrave con la llegada
del verano". Ya os contaré…
El sábado 24 de mayo estuvimos en
Luneda (Pontevedra) en casa de Samantha y José Antonio, en un lugar
perdido en el monte, perfecto para desconectar. Naturaleza, comida
sana y buena compañía. Totalmente recomendable: www.mundonatura.org
Esta vez comenzamos haciendo un relato
individual de nuestra relación con lo erótico hasta donde llegaban
nuestros recuerdos. Descubrimos que para la gran mayoría, nuestras
experiencias eróticas estaban relacionadas con la sensación de lo
prohibido y habían sido algo clandestino. En la memoria de algunas
personas había habido episodios de acoso y abusos sexuales. También
resultó evidente que tanto algunos como algunas habíamos
descubierto el orgasmo femenino más bien tarde. Hubo algún
afortunado que relató una infancia erótica feliz y placentera, con
episodios de masturbaciones colectivas, y descubrimientos
eróticamente interesantes entre niños y niñas, y desde luego no
había sido como una actividad incluida dentro de los planes de
estudio de la escuela a la que asistían. En periodos de juventud y
cierta madurez había descubrimientos como el propio orgasmo, en algunas mujeres, y también alguna incursión en la
homosexualidad, fruto de la curiosidad, la fantasía o el
aburrimiento.
Luego intentamos encontrar otros
lenguajes comunes con los que poder comunicarnos, como el lenguaje de
las manos, el del olfato, el de las miradas, las caricias, el de las
palabras escritas y el de nuestros cuerpos jugando a esto y aquello.
Hemos aprendido que debemos replantear
un poco el ritmo. Hay quien ha demandado una transición más suave a
la desnudez. Agradecemos y tomamos nota.
Resulta evidente que no todo el mundo
reacciona igual ante una situación concreta. Nuestra relación con
lo sensual y lo erótico es diferente en cada uno de nosotros y
depende de nuestras vivencias anteriores. Lo que para una persona
puede resultar enormemente placentero, para otra puede resultar
difícil de digerir. Diez manos actuando sobre un cuerpo pueden
resultar una inmensa oleada de placer, pero también un montón de
información difícil de gestionar. Esto nos lo dejó claro una
persona.
Nosotros nos quedamos con el largo
abrazo final: sólo pieles desnudas y manos amigas.
Se llama así al miedo a desnudarse frente a otra persona.
Somos conscientes de que las
fotos que aparecen en nuestra web son muy explícitas. Algunas de ellas
corresponden a actividades que realizamos en nuestro laboratorio experimental
de erotismo. Sabemos que a ciertas personas les producen un impacto negativo.
Les asusta ver “tanta carne” y hacen
inmediatamente una asociación de ideas: “grupo de adultos desnudos tocándose es
igual a orgía sexual, ….lagarto, lagarto”.
(Bueno, quizá no te lo vayas a
creer, pero en nuestros encuentros nunca ha habido penetraciones. Tampoco son
nuestro objetivo el orgasmo ni la masturbación. Sin embargo, es cierto que ha habido orgasmos en algunas ocasiones, orgasmos que no necesariamente han
tenido que ver con la manipulación de los genitales. No es que nos avergoncemos
de la penetración, la masturbación, el orgasmo, la felación, etc,…Simplemente consideramos que eso es lo más fácil, algo que todos conocemos. Queremos explorar opciones menos
evidentes).
¿Por qué la desnudez (propia o ajena) puede ser
algo tan traumático para algunas personas?
Una de las posibles causas es la
no aceptación por nosotros mismos de una parte de nuestra anatomía. No tiene
que ser forzosamente algo relacionado con los genitales, pero está claro que
creemos que quienes nos vean
desnudos van a centrar toda su atención
en esa parte de nuestro cuerpo que nosotros consideramos “fea”.
Otro de los miedos es el miedo al
ridículo. Muchos varones nos manifiestan su temor a tener una erección. ¿Qué
clase de educación o de cultura sexual
tenemos si consideramos la erección del pene como algo vergonzoso? También hay
quien considera ridículo tener el culo blanco y el resto del cuerpo moreno,
tener celulitis, tener vello en las
piernas (sobretodo ellas),..
Luego están los miedos que tiene
que ver con la relación que puede haber
entre la desnudez y el sexo.
Eso dependerá suponemos, de la actitud de cada un@. Hay personas (especialmente mujeres) que han
venido a nuestros encuentros experimentales, que han dejado muy claro desde el
principio que quieren y pueden separar lo sexual de lo sensual, y pobre de quien no lo haya entendido así, porque nunca es agradable ser señalado con
el dedo. Hay también quien opina que
mostrarse desnudo es incitar a la traición, puesto que la visión de los
atributos sexuales produce excitación y despierta el deseo de satisfacer
ciertos instintos. Esa es una visión un
tanto primitiva, y además está demostrado que puede producir mucha más
excitación un cuerpo medio desnudo o vestido con ropa muy sexy, algo que es
socialmente aceptado por todo el mundo.
El inmenso potencial del cuerpo para sentir
placer se puede experimentar sin llegar a vivir situaciones de sexo explícito.
Acariciar con delicadeza es un arte que
se puede y se debe aprender. Aprender a deleitarse contemplando la forma de una cadera, de unos hombros, de
unos pies o de un busto, es un ejercicio que nos puede aportar mucho más de lo
que creemos. Rastrear con el olfato el
cuerpo de un “extraño o extraña” en busca de un aroma oculto es una
experiencia que no se vive todos los
días, escuchar los latidos del corazón
en el pecho desnudo de alguien que por unos instantes ha sido nuestro compañer@
de juego es relajante y crea complicidad,…
Hasta aquí, que nosotros sepamos no ha habido
sexo, sólo sensualidad, satisfacción de
placeres relacionados con los sentidos, sin necesidad de traspasar la línea “prohibida”,
porque para eso ya existen otras opciones.
Segun parece no nacemos
con pudor, ni con temor a la desnudez. Nos toca vivir en un modelo
de sociedad en el que hay algunas reglas que se han creado para ejercer
un control sobre las personas, sobre sus
pensamientos, sus preferencias, sus gustos, y sobre todo su sexualidad. El deseo de manipular a la población no es
nada nuevo.
Podemos y debemos crear nuevas
reglas, nuevas maneras de relacionarnos. Reivindicar el derecho al placer de
nuestros cuerpos es un acto revolucionario, la desnudez puede ser también algo
revolucionario, cuando se vive de una manera consciente y liberadora. Tocar los
cuerpos desnudos de otras personas nos acerca y elimina prejuicios y barreras.
Siempre ha habido y
habrá inquisidores, guardianes de la moral, censores y represores, gentebastante infeliz, suponemos….
Practicar el nudismo en una playa nudista o en un club
nudista es algo que se acepta con
normalidad. Caminar desnudo por un monte o correr desnudo por el campo ya es
“nudismo de aventura”.
Legalmente no es un
delito ir desnudo por el campo, pero puede ser una aventura, según con quien te
tropieces.
El domingo pasado hizo un día estupendo y salí a correr
desnudo por el campo, cosa que hago durante todo el verano. Esta vez subí hasta
un monte de encinas que es muy poco transitado, pero yo sabía que al ser
domingo no sería difícil que me encontrase con algún ciclista o
caminante.
Descubrí una ruta nueva y estaba tan impresionado por la
luminosidad del atardecer, por los olores a tomillo y otras hierbas, que dejé
de correr y me puse a caminar para disfrutar con todos los sentidos. Caminé durante un
buen trecho hasta que al doblar una curva del camino me di de frente con una
pareja, un hombre y una mujer de edad
madura. Ponerme el pantalón de deporte no tenía sentido, pues estábamos a
escasos metros. Ocultarme detrás de un árbol tampoco, porque ya me habían
visto. En decimas de segundo tuve que decidir lo que hacía, teniendo en cuenta
además que el hombre llevaba en su mano una enorme vara con la que se ayudaba
para caminar. Y como hay gente para todo…, también se me pasó por la cabeza una
posible reacción hostil de él, porque hay quien piensa que un hombre desnudo es
más peligroso que un hombre vestido. Decidí que yo no hacía daño a nadie y que
el monte era un espacio público y continué caminando normalmente. A medida que
la distancia se hacía menor yo me preparaba para saludar con un “buenas
tardes”, pero también me preparaba para otras posibles reacciones de él o de ella. No me dio a
tiempo a saludar, porque ella muy amable y sonriente se me adelantó y me dio
las buenas tardes, a lo que respondí aliviado. Él no dijo nada.
Agradecí la reacción de esa mujer, la normalidad y naturalidad
con la que me saludo.
Algunas veces esos paseos nudistas los doy con mi pareja, o
vamos en grupo. Eso da algo más de tranquilidad, pero ir solo es auténtico “nudismo
de aventura”.
Fotograma de la película El perfume Recuerdo una escena muy
cómica de una película. Un galán de Hollywood, maduro, atractivo,
de pelo plateado, está con un amigo en un bar y le dice compungido:
“No sabes cómo te envidio. Llevas 30 años casado con la misma
mujer, desayunas con la misma mujer, comes con la misma mujer, te
acuestas con la misma mujer,..Yo en cambio siempre de cama en cama,
asediado por jovencitas que lo único que buscan es sexo y
diversión”. En
ese momento la cámara enfoca al amigo que escucha incrédulo y
babea chorros de espuma exageradamente.
Démosle su oportunidad
al humor, porque:
¿Quién no ha
fantaseado con ser acariciado por varias mujeres o por varios
hombres, o por un montón mujeres y hombres? ¿Quién no ha
fantaseado con hacer un trío, un cuarteto, o con hacérselo con
una orquesta sinfónica? Seamos honest@s, las fantasías las tenemos
todos.
Vaaale, de
acuerdo, ….un@s más que otr@s.
Opción
A. No tengo fantasías………..Pues lo siento, no me lo creo,
háztelo mirar.
Opción
B. Las utilizo para masturbarme……………….Bienvenido al club
Opción
C. Las utilizo para hacer el amor con mi pareja………También
somos de ese club.
Opción
D. Tengo pasta y hago realidad mis fantasías………..…..Invítanos
a tu club
Opción
E: Tener fantasías es pecado……………………No mola ese club
Opciones
F,G,H,…Escribe las que se te ocurran
¿Y si existiese una
manera de poder compartir con otras personas algunas de esas
vivencias sin correr riesgos, sin obligarse a nada? ¿Y si hubiese
una forma de llevar ese erotismo “fantástico” a la práctica,
en lugar de imaginarlo o leerlo? ¿Por qué no compartir juegos,
caricias, palabras, miradas, silencios,…ternura y quizá amistad?
Trata de verlo exactamente igual que si se tratase de compartir una
comida. Si se puede pertenecer a una sociedad gastronómica, ¿por
qué no está bien visto pertenecer a un club de amigos del
erotismo?
Bueno, quizá te hayas
llevado las manos a la cabeza y estés diciendo: “pero éste tío
está colgado, no se puede comparar compartir una paella con
“compartir” a mi pareja, no es lo mismo estar vestidos comiendo
alrededor de una mesa que estar desnudos acariciándose alrededor de
unas velas”
Efectivamente, ahí está
el “meollo” del asunto.
¿Por qué nos dan tanto miedo las
cosas del cuerpo? El censor que llevamos dentro, ¿nos
lo han “colado” o viene de serie? ¿Por qué le damos tanta importancia a las cosas que
tienen que ver con la escasez de ropa? ¿Por qué las
sobredimensionamos y nos rasgamos las vestiduras?
Todas las cosas tienen
la importancia que queramos darles (creemos que en esta frase
tan simple se encuentra parte del secreto de la felicidad)
Nuestro encuentro más
intimista,...tooodo el mundo de puente.
Hemos aprovechado el
pequeño formato para experimentar cosas nuevas. Las ideas se nos
amontonan en la cabeza y se ordenan, se estructuran y se aparcan
después en el “ordenador” esperando su momento. El sábado
hemos estrenado algunos juegos, incluso nos hemos permitido
teatralizar algunas situaciones, con resultados verdaderamente gratos
y sorprendentes. La estética visual tuvo protagonismo, la
complicidad alcanzó un nivel muy alto y nuestra charla al terminar
fue especialmente íntima y agradable. Una pareja que ya había
venido anteriormente manifestó que después de asistir uno de
nuestros encuentros en Palencia, experimentaban una especial
actividad sexual en su vida cotidiana.Nos alegramos y nos lo
creemos. A nosotros nos ocurre lo mismo.
Éste mes de mayo
tendremos un experimento muy especial. Vamos a empezar a salir de
Palencia. El sábado 24 estaremos en Pontevedra, en un lugar muy especial.Se trata de Mundo Natura,
en A Cañiza. Luego en junio iremos a Guipúzcoa, en Julio a
Zaragoza y hay algún que otro viaje en lista de espera.
Te considero amiga, por eso
creo que debo tener en cuenta lo que me has sugerido a propósito de mi post
anterior. Me hubiera gustado que lo hubieras comentado en el blog, pero quizá
pensaste que me dolería tu crítica hecha a los cuatro vientos.
Bueno, puede que me hubiese dolido, pero el
dolor es parte del juego ¿o no?
Bueno, es cierto, parezco un pastor
arengando a las ovejas. Es una tentación esto de tener el micrófono en la mano,
y yo debería saberlo bien.
Prometo enmendarme
¿Qué te parece este final alternativo?
"La vida se nos escapa, gota a
gota, o a chorro limpio, perdemos un
tren o un ciento, vivimos sin arriesgar,
protegidos en la comodidad de nuestro particular show de Truman, sin querer
abrir los ojos y ver que la embarcación
hacia la liberación está aparcada a la puerta
de casa, esperándonos. Es una cuestión de coraje".
Ahora igual me he pasado tres
pueblos, jaja. Bueno, no me tomes muy en serio (o sí)
Ayer me he encontrado en
el gimnasio con Sandra (su verdadero nombre es otro, pero “Palencia
es una ciudad muy pequeña, por favor sé discreto”, etc,..).
Sandra es una mujer madura, mantiene su pelea contra los kilos, y
aunque va “perdiendo” en esa guerra, su forma de hablar, su larga
melena, sus ojos y el resto de su cuerpo invitan al placer. Mientras
hace una serie de movimientos en la máquina que imita los remos de
una embarcación, escucho lo que dicen sus labios y me imagino lo que
dicen sus pechos en ese ir y venir de su torso.
Nuestras miradas se han
encontrado y nos hemos reconocido. Ella se acuerda del día en que
nos citamos en un bar para que yo le explicase qué era aquello del
laboratorio experimental de erotismo. Vino con un hombre mayor que
ella y me pidieron que no revelase sus nombres. Él no era su
marido, sino su amante. El marido estaba en casa, no sabía nada del
tema. Tenían ganas de probar, pero les pudo el temor a coincidir con
alguna persona conocida, y no vinieron a nuestro encuentro erótico
de aquella tarde.
Hoy hemos vuelto a
hablar del tema. Ella ya no ve tanto a su amante, porque “él se ha
echado una novia”, pero reconoce que le encantaría venir a
experimentar con nosotros. Lo desea, sus ojos brillaban cuando
hablaba de ello. “No se lo puedo proponer a mi marido, me echaría
de casa, él es totalmente distinto a mí en este tema, y esta
ciudad es muy pequeña, no me puedo arriesgar a acudir sola y que
alguien me conozca, se armaría una gorda”. Se lamentaba de llevar
25 años de aburrimiento erótico y repetía que si esta ciudad fuese
más grande otro gallo cantaría.
Queridas Sandra, Mónica,
Carmen, ….queridos Manuel, Enrique, Antonio, ….ante todo
normalidad, aunque se os esté escapando la vida a chorros,
normalidad, aunque aborrezcáis la vida que lleváis, normalidad,
aunque deseéis y envidiéis la vida erótica de los otros,
aparentad normalidad, aunque vuestro cuerpo pida a gritos su cuota de
placer y no se os permita dársela, que nadie en vuestra “feliz y
honrada comunidad” lo sepa, que no lo intuyan, que no tengan que
señalaros con el dedo por pretender reconquistar vuestro cuerpo.
Aguantad, mordeos la lengua, apretad los muslos, regalad alguna que
otra cornamenta si fuera necesario, recurrid a las/os profesionales
del sexo clandestino, haced poco a poco más honda la zanja y más
alto el muro que os separa de la persona de la que os enamorasteis
hace 15, 20, 25 años. Resignaos y no arriesguéis, renunciad a lo
sublime, renegad de vuestra naturaleza, aceptad una muerte prematura,
porque a esta vida se viene a sufrir,…pero eso sí, con toda
normalidad.
Laboratorio Experimental de Erotismo Foto Asociación Contraluz (Palencia) De nuevo exploramos
sensaciones, emociones…; más juegos para experimentar. Pinceladas olorosas por el cuello, la frente, el muslo… Y a
recorrer el cuerpo del compañer@, a ciegas, guiándonos sólo por
el olfato.
Saboreamos suavemente,
muy despacio, trocitos de fruta y bombón; de fondo acordes de
guitarra en directo, muy juntit@s y con los sentidos (todos menos la
vista) bien alerta para disfrutar de cada instante, sin prisas por
dar el bocado final.
El ambiente que creamos
me resultó intimista y relajado. En el spa, entre burbujas y agua
calentita, nos sumergimos buscando pies que masajear. Y para acabar,
masaje a seis manos. Sentí relajarse cada parte de mi cuerpo, con
mucho tacto y mimo; manos generosas, dispuestas a complacer y a
cuidarme. También disfruté masajeando otras pieles, rincones de
cuerpos diferentes.
Me encantó acabar la sesión a una
hora temprana, seguir un horario más acorde con mi diaria rutina.
Os animo a probar….
Con
cariño,
María Jesús.
Siempre gusta recibir
visitas de personas que vienen por primera vez, y ver a otras que ya
son de la casa. Agradecemos a quienes vinieron desde Cantabria el
esfuerzo kilométrico, su actitud abierta y su buena disposición.
Esperamos veros por aquí alguna otra vez.
En nuestra sesión del
pasado 18 de abril estrenamos algunos juegos y cambiamos el masaje
en parejas por el masaje a 6 manos. Nos dividimos en grupos de cuatro
personas, dos chicos y dos chicas por grupo. Una persona recibía
masaje y los otros tres daban. Ello hacía “obligatorio” que
todos tuviéramos que masajear en algún momento a alguien de nuestro
mismo sexo, lo cual no supone nunca un problema para ellas, pero
puede resultar “incómodo” para algunos. Más o menos la mitad
de los varones manifestaron sentirse algo descolocados al tener
que masajear a otro hombre. Decidieron atrincherarse detrás de una
actitud “terapéutico-profesional” que les permitía mantener las
distancias y dejar muy claro que no había ninguna implicación
emocional. Actitudes defensivas para enfrentarse a cosas que son
tabú. Luego surgió el debate: ellos ven muy natural que ellas se
toquen, pero se encienden las alarmas cuando en algún juego,
ejercicio o masaje algún varón tiene que tocar a otro varón. Claro
que no todos lo viven así. También hay algunos que no se sienten
incómodos, incluso hay quien reconoce haber cambiado el chip después
de comprobar que “no pasa nada” por dar un masaje a otro hombre
fuera de un contexto “terapéutico-deportivo”.
Pues ahí andamos,
descubriendo cosas nuevas en cada encuentro. Tenemos cita de nuevo el
sábado 3 de mayo en Palencia. Será un intensivo de mañana y
tarde, con parada para comer. Kisses
Juro que no estaba
planeado, juro que no se forzó la situación, pero de pronto
estábamos los tres en la misma cama. Con esa pereza mañanera de
haber dormido poco y mal comenzamos a hablar de cosas variadas. Llegaron las confesiones,…y las manos empezaron a investigar por
debajo de las sábanas. Una confidencia,.... una caricia, un secretito,... me quito la camiseta, otra caricia,... cada vez menos ropa, unas risas,... un beso,….
Se destapó el frasco de
la ternura y lo inundó todo, lo compartimos todo. Fue juego
limpio, nadie sufrió, no hubo daños colaterales,
nadie fue engañado, nadie le quitó nada a nadie y todos nos
llevamos algo hermoso del otro. El tiempo dio de sí lo suficiente
como para que todos ocupásemos el centro de la cama, sin duda un
lugar privilegiado para los sentidos. Digamos que nuestras manos
pudieron satisfacer su curiosidad sin poner limitaciones, que nos
mantuvimos en el terreno de lo sensual, de las caricias de primera
calidad, nos obligamos a disfrutar el viaje sin pensar para nada en
la llegada, porque de hecho no estaba claro que tuviera que haber
una llegada.
La que sí llegó fue la despedida,
con aromas de euforia y de nostalgia futura.
Días después hablamos
de ello.
Alguien manifestaba su
sorpresa por haberlo vivido de una manera natural y espontánea,
por no haber tenido sentimientos encontrados, por haber reaccionado
de una manera tan relajada y positiva ante una situación a la que
nunca hubiera llegado si deliberadamente se le hubiera hecho
semejante propuesta. Todos estábamos de acuerdo en que había sido
agradable, tierno y muy entrañable.
No es un relato de
ficción, ocurrió hace unos días en nuestra casa.
Esto no es un canto al
amor libre, ni a la promiscuidad. Hay experiencias “no habituales”
que cuando se viven con la suficiente madurez pueden ser muy
enriquecedoras. Estoy agradecido por este trío de ternura y me
reafirmo en la teoría de que hay otras formas de amar.
Raquel y Jorge son pareja desde hace 7
años. Tienen una niña de 3 años. Viven en A Coruña. Raquel y
Jorge se entienden bien, se compenetran, se apoyan, se quieren y son
amigos.
La frase favorita de Raquel es:
“cuando nos fuimos a vivir juntos yo tenía un montón de amor
para ti. Lo guardaba en una furgoneta que yo me imaginaba
aparcada en la puerta de casa. Cada vez que me siento comprendida y
aceptada mi amor se incrementa, y ya no me cabe en la furgoneta, así
que ahora lo tengo en un camioncito”. A Jorge le gusta
escuchar esa frase.
Raquel necesitaba estar unos
días lejos de la rutina, estaba un poco agobiada. No había tenido
un solo día para ella desde que nació la niña. Le comentó a
Jorge la posibilidad de irse sola a pasar unos días, perderse por
ahí. A Jorge le pareció bien. Cuando Raquel volvió como nueva de
su retiro, Jorge le preguntó si lo había pasado bien. Ella asintió
y le dijo a Jorge cuanto lo quería, y le comentó que el
“camioncito para guardar su amor” ya se estaba quedando
pequeño.
La hermana de Raquel vive en
Edimburgo. Se acaba de separar y estaba pasando una mala racha.
Raquel propuso a Jorge un viaje a Escocia para visitar y ayudar
moralmente a su hermana. Jorge no es amigo de viajes y prefirió
quedarse en casa con la niña. Pero le dijo a Raquel que podía ir
sola. Cuando Raquel volvió de Edimburgo Jorge le preguntó si lo
había pasado bien. Ella contestó que sí y le dijo una vez más
cuanto lo quería. Y le comentó que ahora guardaba su amor en un
tráiler, porque ya no cabía en el camioncito.
La noche de año nuevo Jorge no
quiso salir de fiesta, pero no le importó que Raquel acudiese a
una fiesta privada en casa de unos conocidos…que conocían a unos
amigos….que tenían una casa en el campo…Cuando Raquel volvió a
casa por la mañana, Jorge le preguntó si lo había pasado bien.
Raquel le dijo que sí, y le contó que se había encontrado con un
antiguo amigo de la universidad, que habían hablado,… y que
habían hecho el amor. Él se quedó pensativo . Raquel le dijo a
Jorge una vez más cuanto lo quería, y él le respondió que eso
era lo único que le importaba. Ella también le dijo que estaba
pensando guardar su amor en el puerto en un buque de carga, porque
el tráiler estaba a punto de reventar.
Vale,…. pero como los Reyes Magos no
existen, lo más probable es que en el tercer supuesto la reacción
de Jorge fuese: primero de incredulidad (alarma nivel 1), luego
desesperación, sollozos (alarma nivel 2), insultos y reproches
(alarma nivel 3), puñetazos en la mesa (alarma nivel 4), para luego
soltar la frasecita “o te vas tú o me voy yo” (alarma nivel 5)…
y así podemos llegar al nivel 6, 7,…
¿Por qué somos tan patéticos?
De acuerdo, no es lo mismo irse a casa
de la hermana que irse a la cama con un extraño. Pero mantengo la
pregunta, ¿por qué nos afecta tanto un asunto de cama, cuando nos
dicen y nos repiten que nos quieren? ¿Por qué no entendemos de una
vez que ser generosos nos reporta muchos más beneficios que
perjuicios? ¿Por qué nos corroen los celos y la rabia cuando
imaginamos a nuestra pareja gozando entre los brazos de otro, si
ella nos dice que nos quiere de la misma manera?
¿Es así porque lo hemos
aprendido? En consecuencia ¿podríamos haber aprendido lo
contrario?
Es así porque lo llevamos grabado
fuego en nuestro código genético ¿se podrían reconducir esas
emociones?
¿Alguna otra explicación o
posibilidad?
¿Cómo lo veis? ¿Habéis estado en la
piel de Jorge alguna vez? ¿Y en la de Raquel? ¿Qué hicisteis?
¿Volveríais a hacer lo mismo?
Pues ahí os dejo esa perla....
Yo tengo que ser honesto y reconocer
que he estado en la piel de Jorge y en la de Raquel. Y no fui muy
generoso cuando hice de “Jorge”, ni tampoco fui comprendido
cuando hice de “Raquel”. Pero la vida suele dar segundas
oportunidades casi siempre, y hay que aprovecharlas.
Quiero hacer un elogio de la
generosidad y manifestar mi firme creencia en que las cosas podrían
ser de otra manera.Pero por favor, que nadie entienda que pretendo
insinuar que para que una pareja funcione bien ambos deben de tener
algún amante ocasional.
Por cierto, Raquel y Jorge existen, y aunque sus nombres reales son otros, su amor sigue siendo "beautiful".
Este es un juego consiste en
sostener la mirada con nuestra pareja, haciendo que nuestros ojos
miren de una manera cíclica y rítmica el ojo izquierdo, luego el
derecho y luego los labios de nuestro compañero o compañera de
juego. Esto lo haremos durante unos minutos, luego le pediremos un
deseo.
Nos sentaremos en el suelo frente a
frente. Una vela situada entre los dos puede servir, y un poco de
música sugerente puede ayudar. Primero mirarán ellos a ellas
(podría ser al revés). Luego , transcurridos unos minutos, ellos
pedirán su deseo. Se puede pedir un beso, un abrazo, una caricia,
bailar abrazados,…..se puede pedir lo que se quiera, pero eso no
quiere decir que nos lo concedan. Es importante saber calibrar la
respuesta de nuestra pareja en el ejercicio. Eso requiere estar
atento al lenguaje corporal (a la manera en que ella nos mira, por
ejemplo).También es importante tener buen gusto y delicadeza para
pedir nuestro deseo, usar un lenguaje adecuado, ser elegante,
original, sincero, no adoptar “poses” forzadas, sentir lo que se
dice y lo que se pide, huir de lo vulgar… La reacción de nuestra
pareja nos puede sorprender, para bien….
Querid@ ciudadan@ anónim@: Sentimos mucho que hayas
entendido que queremos obligar a la población a participar en nuestros
aquelarres sensuales, y que hayas entendido que nuestras parejas no son especiales para nosotros. Sentimos que hayas
entendido que queremos reproducir las orgías de la antigua Roma, y que compares lo que hacemos aquí con las
experiencias con las drogas. Sentimos que creas que ponemos en duda que tú seas
muy feliz con tu pareja. Seguro que lo eres. Sentimos que opines que lo que
hacemos aquí “puede ser perjudicial para
la vida social”. Querid@ anónim@, ¿desde cuándo las
caricias son un peligro para la sociedad? La sociedad está en peligro desde
hace siglos, y si crees que ese peligro
se incrementa por el hecho de que un grupo de personas adultas, haciendo uso de su
libertad, busquen la manera de recuperar la ternura perdida, creemos que andas un poco
despistad@.Somos personas normales, trabajamos,
tenemos hijos, y los cuidamos. No sabemos por qué te incomoda tanto el hecho de
que durante unas horas vivamos nuestra sensualidad sin miedos, sin exclusividades, con complicidad, con confianza, sin engaños, con generosidad. No sólo no es peligroso para la salud cuestionarse algunas cosas (como por ejemplo, una
moral que desde hace siglos basa su supervivencia en
el miedo al cuerpo, la desconfianza, la auto represión, los remordimientos y el
complejo de culpabilidad), sino que conviene hacerlo algunas veces en la vida. La libertad para acariciarse fuera del formato
“pareja legal” no supone poner en
peligro el modelo de familia o la
convivencia social. Nos gustaría que no considerases esto como una conducta
depravada, sino como una experiencia enormemente satisfactoria y enriquecedora.
Creemos honestamente que nos ayuda a crecer.
Intentamos no sentir ninguna necesidad de “amarrar” a nuestra pareja, intentamos aceptar otras visiones que
no sean “la nuestra”. Poco a poco nos volvemos más generosos, y aunque te parezca
increíble, los lazos de pareja salen fortalecidos,… pero sólo en el caso de
que ya los hubiera antes. Los milagros
no existen.
Nuestro último encuentro: muchos juegos, sauna, spa, hidratar
bien todo el cuerpo, masaje…
Disfruté
jugando como una niña: comunicándonos sin palabras, con el dedo haciendo de
tiza y la espalda por pizarra; aromas a vainilla, canela… siguiendo el rastro de
las especias, olfateando otros cuerpos; buscando los tres granitos de arroz
–suavecito que no caigan- …
Y
al final, tod@s sentad@s, a compartir nuestras vivencias. Es una parte más del
encuentro y más valiosa de lo que pueda parecer. Una manera de “cerrar” la
sesión, para expresarme con sinceridad y desde mi propia experiencia.
Aquí
también puede asomar el miedo al qué dirán, a… El caso es que me sentí un tanto
vacía al ver que, en vez de expresar nuestra vivencia en primera persona, la
conversación derivó hacia teorías, ideas, lo que pensamos respecto a educación,
sociedad, etc. También estaba con sueño y cansada, y dejé pasar la oportunidad
de invitaros a centrarnos en nuestr@s sensaciones, incomodidades, sorpresas…
Al
atrevernos a contar cómo "me he sentido" sincera y llanamente salimos td@s
ganando.
Todos los que estuvimos en el encuentro
del pasado 28 de marzo, habíamos coincidido ya, salvo una pareja
que venía por primera vez. Esta pareja venía con una actitud muy
sana, abiertos a cualquier cosa que pudiera ocurrir, pero con una
idea bastante clara de lo que se iban a encontrar. Se integraron
desde el primer minuto y fueron acogidos con los brazos abiertos.
Hay cosas que valoramos especialmente
de este encuentro. Por ejemplo, en él coincidieron de nuevo algunas
personas que se vieron implicadas en un episodio de celos en el
anterior encuentro del 1 de marzo. No solo no hubo malas caras ni
actitudes controladoras por parte de nadie, sino que toda la energía
negativa se había transformado en tolerancia. Esto no había
ocurrido por arte de magia. Todas las personas que estuvieron
implicadas en el episodio de celos habían hecho su trabajo.
Habíamos comentado el tema en el grupo y las parejas habían hablado
entre ellas. El exorcismo había funcionado y los fantasmas habían
sido mandados de vuelta al intangible mundo de los miedos, que tanto
poder ejerce sobre nosotros.
También valoramos mucho la manera
consensuada en que estamos ampliando los límites de lo que es
supuestamente “legal” en nuestras sesiones, teniendo en cuenta
que hemos acordado que nuestros encuentros no son una excusa para
la satisfacción y la gula sexual. No son el lugar ni el momento
adecuado para ello, sobretodo porque queremos huir de lo superficial:
el sexo como un puro ejercicio atlético.
Poco a poco el miedo va dejando paso a
la relajación, los prejuicios van despareciendo, los tabúes van
perdiendo fuerza y la generosidad se va abriendo camino. Casi nadie
confunde las cosas, pero debemos seguir atentos a lo que ocurre.
Desde aquí os seguimos invitando a
conoceros. El grupo es abierto, no sabemos quienes vendrán a nuestra
próxima sesión el viernes 18 de abril, puede ser cualquier persona.
Quizá ya te has dado varias vueltas por este blog, quizá la idea te
ronda por la cabeza, pero hay una palabra que te paraliza: “MIEDO”.
Si supieras lo cobarde que se vuelve el
miedo cuando le miras a la cara, te darías cuenta de tu inmenso
poder para cambiar lo que no te gusta de tu vida. No te tomes esta
frase como uno de esos dogmas sacados de un libro de sabiduría
ancestral, sino como la humilde opinión de alguien que tiene mucho
en común contigo.
En este juego explorararemos con las manos a nuestra pareja, al mismo tiempo que
ella nos explora a nosotros. Buscaremos su cara, sus manos, sus
brazos, muñecas, todo de una manera muy sensual, queriendo seducir y
agradar, y dejaremos que nuestra pareja nos explore a voluntad.
Exploraremos toda la parte superior del cuerpo. El reto es transmitir
mediante el lenguaje del tacto, mensajes que inspiren confianza en
nuestra pareja de juego, y que puedan ser lo suficientemente
sugerentes como para despertar el deseo mutuo de un abrazo final.
Para
este juego se puede estar totalmente desnudo, en ropa interior o
desnud@ de cintura para arriba. Se forman aleatoriamente parejas "ella/él" y se colocan de pie enfrentados y con los ojos vendados. SI la música es especialmente íntima y sugerente, mucho mejor. Durante unos
minutos los dos miembros de la pareja se explorarán el uno al otro
con las manos, intentando expresar sensaciones que “derriben”, si
es que existe, la muralla de miedos, inseguridades, prejuicios,
bloqueos…
Es
importante tener “algo que contar”, y hacerlo de una manera
sincera, delicada, como pidiendo permiso y analizando el lenguaje que
utiliza nuestra pareja. Actuar con naturalidad, creatividad, mucho
tacto y también la justa dosis de sentido del humor. Cuando estas
circunstancias se dan en las dos personas que componen la pareja, a veces puede ocurrir que acaben fundiéndose en un abrazo.
Hemos
comprobado que este juego puede “descolocar” a personas que no
suelen implicarse emocionalmente en sus relaciones cotidianas. La
imposibilidad de recibir estímulos visuales y de tener que “ver”
solo con las manos les hace adoptar al principio una actitud
defensiva, y se mueven de una manera mecánica y automática, carente
de imaginación. Esta actitud puede cambiar después de algunas
sesiones, especialmente si ya se conoce a las personas que
participan en ellas.
Una amiga me sugiere que quizá los
celos no tengan tanto que ver con la sensación de que alguien se
quiere adueñar de “nuestra propiedad”, sino con el desencanto
que se produce al descubrir que quizá ya nos no somos tan
especiales para nuestra pareja.
¿Sentirse especial?
Estoy de acuerdo, ilusiona sentir que
eres alguien especial para tu pareja.
Querer ser “único” quizá ya implica otro tipo de
connotaciones, una especie de “tirana exclusividad”. Yo quiero
actualmente a mi pareja de una manera mucho más consciente, serena y
sosegada que hace algunos años, ella es para mí realmente especial…
pero creo que reconocer que no somos únicos nos puede aportar
una gran liberación.
Desmitificar algunos tópicos que se nos han
grabado a fuego puede que no sea tan negativo. Admitir que
relacionarse con las personas nos enriquece es fácil para
cualquiera. Admitir que llevar esa relación al terreno de lo sensual
también nos puede beneficiar, requiere un esfuerzo especial.
Atreverse a experimentarlo es un síntoma de apertura y curiosidad.
Hay teorías que afirman que la
“fidelidad absoluta” no es algo innato en la pareja. Incluso se
afirma que somos infieles por naturaleza. La realidad nos muestra una
sociedad en la cual las posibilidades de ser infiel son muchas, y en
la que la manera de incentivarlas y de publicitarlas está
plenamente asumida (páginas de contactos, clubs, internet,..) Todos
somos infieles, de obra o de pensamiento, todos tenemos fantasías, y
aunque no todo el mundo necesita “ejercer” esa infidelidad, nos
atrevemos a asegurar que un poco de “alegría” erótica puede
hacer mucho bien a parejas “desmotivadas”.
El tipo de relaciones que estamos
descubriendo, en las que predomina lo grupal sobre lo individual, en
las que se crea un clima de “democracia afectiva y sensual”, es
algo que nos proporciona una nueva perspectiva que exige ser
generoso en lugar de querer aferrarse a la pareja. Es cierto que no
resulta igual de fácil a tod@s. La prueba son los ataques de celos
que aparecen en algunas personas. Pero luego hablamos de ello e
intentamos averiguar cuál es la causa que los motiva, y eso siempre
es bueno. Racionalmente todas las personas celosas admiten que es un
problema de ellas mismas, algo que desean superar. Eso al menos es
avanzar algo, creo yo.
Hay varias causas que motivan los
celos. Dicen los estudiosos del tema que la mayoría de las veces
tienen que ver con inseguridades, temores y miedos, unas veces
fundados y otras infundados. Si la relación de la pareja es sólida,
creo que los celos se pueden gestionar y ser sustituidos por
confianza y generosidad. No digo que sea fácil, habrá que
currárselo, y en ello estamos.