lunes, 27 de octubre de 2014

PEDIR Y DAR


Imaginemos a un hombre y una mujer frente a frente, mirándose. Acaban de conocerse y están participando en un juego que consiste en que uno puede pedirle al otro lo que quiera, cualquier cosa que sea posible en las circunstancias en que ellos se encuentran. No es seguro que lo que pidan les vaya a ser concedido, al menos no todo. Imaginemos también que ninguno de los dos va a interpretar ninguna de las peticiones que les sean hechas como algo obsceno u ofensivo, y que ambos pueden decir “no” siempre que quieran. Tampoco ninguno de los dos se molestará si su petición es recibida con una negativa. Hay unas reglas pactadas de antemano y ambos las aceptan.

¡Pide lo que quieras!, quizá te lo conceda…

Este fue uno de los juegos de nuestro encuentro del 17 de octubre pasado en Palencia.
La frase “no sé qué pedirte” tuvo cierto protagonismo.
¿Miedo, vergüenza, falta de ideas…? Es posible….

Aunque en nuestros encuentros estamos tratando de despenalizar ciertos “comportamientos” sexuales, no está totalmente erradicada la tendencia a organizar las opciones eróticas en “razonables”, ”normales”, “legales”, por un lado….y “obscenas”, “demasiado atrevidas”, “ilegales”, o “sospechosas” , por otro. Decir “sí” a cierto tipo de propuestas, o pedir ciertas cosas, puede acarrearnos sentimientos como infidelidad, traición, remordimiento, miedo,… Incluso aunque haya un deseo claro de aceptar lo que nos piden, o de pedir lo que nos apetece, está el miedo a tener después mala conciencia. Por no hablar de los celos, cuyo fantasma anda siempre vigilante. La policía y los jueces que se han ido infiltrando en nuestra cabecita no descansan nunca. Aunque nuestro cónyuge esté participando del mismo juego, en la misma sala, y no esté preocupado por lo que hacemos, podemos sentirnos observados, juzgados,… Puede que hayamos perdido la capacidad de distinguir lo que es “ético” de lo que nos han dicho que “está bien”, y nos puede el remordimiento, la vergüenza, … Aún en el caso de que las dos personas que están frente a frente hayan decidido libremente participar en ese juego, no es fácil librarse de los condicionamientos. Tengamos en cuenta que mirar a los ojos a una persona que acabamos de conocer y pedirle que nos dé besos por todo el cuerpo (por ejemplo) no es lo habitual, pero puede que sea lo que deseamos realmente. Entonces recurrimos a lo fácil: ocultarnos detrás de la frase “no sé qué pedirte”, esperando que la otra persona tome la iniciativa y nos libere de la responsabilidad de decir las cosas que deseamos y sentimos.

Esta frase, “no sé que pedir”, se escuchó en varias ocasiones, pero también hubo peticiones que salieron del alma, con mucha naturalidad, honestidad y sin miedos.

Seguiremos jugando a dar y pedir, pero nos lo tenemos que trabajar un poco más. Tenemos cinco sentidos. Os propongo que hagáis una lista de lo que le pediríais a vuestra pareja imaginaria, empezando por aquellas cosas que tengan que ver con el sentido del oído, luego con el de la vista, luego con el del olfato, el del gusto y finalmente con el del tacto (que es el más recurrido y el que triunfa). Las palabras son sonidos, los latidos del corazón son sonidos, la respiración es sonido, los susurros son sonidos,… y pueden ser muy sensuales. Esto para el sentido del oído, pero faltan otros cuatro….

Si somos un poco elegantes, si actuamos con honestidad, sensibilidad, con un poco de originalidad, sin adoptar poses, sabiendo pedir las cosas, con algo de buen gusto,… es casi seguro que la mayor parte de las peticiones serán aceptadas.
Todo un trabajito, ya nos damos cuenta…

¿Quién quiere jugar?


miércoles, 1 de octubre de 2014

ENCUENTRO XX




Conforme a lo que  anunciábamos en el anterior post  “Revisando nuestros propios códigos”, el pasado viernes 26 de septiembre hemos estrenado nuestro tercer año con una actitud mucho más abierta  y hemos eliminado los límites que durante dos años habíamos propuesto. Creemos que nuestra etapa anterior sirvió para ir encontrando nuestra identidad, evitando los peligros de volar demasiado alto sin estar  preparados para ello. Después de nuestros 19 encuentros  anteriores tenemos una visión mucho más sosegada y madura de la sexualidad, hemos perdido algunos miedos, hemos elegido no  demonizar ciertas opciones y hemos comprendido que en el mundo de lo erótico no hay nada “ilegal” cuando lo vivimos con plena conciencia, respeto,  responsabilidad y total honestidad. ¿Por qué nos resulta tan dramático vivir nuestra sexualidad, siendo una necesidad tan humana como el alimentar el cuerpo y el espíritu?

Nuestra puesta en común al final del encuentro del viernes 26 fue la más fructífera hasta la fecha. Lo emocional  va cobrando  protagonismo, los sentimientos afloraron,  y la complicidad era evidente. No queremos  reducir lo erótico  sólo a un ejercicio gimnástico, desprovisto de la riqueza que nos aporta lo emocional. Queremos crecer como personas  a través  de las vivencias eróticas. Sabemos que ésta es  una propuesta que se siente como algo “fuera de lo común”. ¡Cómo nos gustaría que la población pudiera  experimentar  el placer de acariciar y ser acariciados sin límites, sin tener un “policía” y un “juez” vigilando sus  conciencias!

Un saludo y hasta la próxima
Eduardo


                La ternura y la confianza fueron dos referentes en el último encuentro: hubo momentos en que me sentí  especialmente mimada y valorada.
                También me sentí celosa en un par de ocasiones,  pero lo sentí con menor intensidad que en momentos pasados;  lo cual es un avance y me anima a seguir compartiendo mi vida con mi pareja.
                Durante un rato me permití jugar conmigo misma ante el espejo: ensayando distintas poses a la vez que mi silueta se insinuaba tras una tela, para el goce visual de mis compañeras/os. Fue divertido, creativo y sensual.
                Cerramos la sesión compartiendo lo experimentado a lo largo de la tarde y nos despedimos, hasta la próxima, con cariño.
                                                                                              María Jesús


lunes, 22 de septiembre de 2014

INERCIA




Inercia es la tendencia de un cuerpo a permanecer en el estado de reposo o movimiento en el que se encuentra. Para vencer la inercia hay que ejercer una fuerza externa. Un columpio está parado por inercia. Si lo empujamos se balanceará indefinidamente por inercia hasta que alguna fuerza externa - el rozamiento, la gravedad- le hagan detenerse, y así permanecerá de nuevo indefinidamente, por inercia.

La física no resulta muy erótica a simple vista, pero, … todo está relacionado.

Por amor, por instinto, por locura,…nos emparejamos, nos vamos a vivir juntos y traemos niños al mundo. Por inercia dejamos de compartir puestas de sol, confidencias, caricias. Por inercia vamos cogiendo kilos, malos hábitos,.. por inercia llegan las peleas, el mal rollo, el primer engaño,….la separación. Es igual que cuando nos da el sueño al volante, va llegando poco a poco, nos va atrapando. Si reaccionamos a tiempo estamos salvados, si no reaccionamos estamos perdidos.

La inercia ataca especialmente a la salud erótica. Quizá no nos atrevemos a pedirle a nuestra pareja que nos haga “eso” que tanto deseamos, eso con lo que tanto fantaseamos, esas caricias que nos dan la vida, o aquello que nos produce un placer especial y que es lícito, porque nuestro cuerpo es un instrumento diseñado para el placer. Tememos que si se lo pedimos ponga cara de: “¿pero lo dices en serio?”.


Entonces queda resignarse, refugiarse en un mundo de fantasías incumplidas que uno mismo  crea, recurrir al sexo de los/as profesionales, consumir porno y practicar el “amor propio”,..o buscarse un/una amante, cosa que no es fácil y que no suele ser la solución,…. y así hasta acabar durmiendo en camas (o en casas) separadas.
  
                                               Autor: Armando Manzanero

lunes, 8 de septiembre de 2014

REVISANDO NUESTROS PROPIOS CÓDIGOS

Performance de José Abajo Izquierdo

Acabamos de cumplir dos años en el Laboratorio Experimental de Erotismo. Creemos que es un buen momento para hacer balance y replantear algunas cosas, de revisar algunos de nuestros códigos. Después de un verano en el que hemos holgazaneado mucho y nos hemos regalado muchos paseos desnudos por el campo y el monte, en compañía de otras personas venidas de Palencia, Valladolid, León, Burgos, Bilbao,… se impone plantearse un nuevo “curso escolar”.

Hay una pregunta que siempre ha suscitado polémica y curiosidad, que ha sido objeto de especial atención y de interrogatorios por parte de algunas personas que querían acudir a alguno de nuestros encuentros. Se trata de la gran cuestión:

Sex o no Sex”

O sea, hay o no hay sexo en el Laboratorio Experimental de Erotismo.

Hemos tratado de dar a entender que la satisfacción del placer sexual inmediato no era una de nuestras prioridades, que el "final feliz"  no estaba en nuestra agenda, pues entendemos que plantear las relaciones en nuestro laboratorio como una persecución del orgasmo, conduce a lo de siempre: perderse lo mejor del viaje, por estar pensando sólo en la llegada.
Esa actitud ha sido una manera de evitar que nuestro proyecto se entienda como una excusa para una promiscuidad descontrolada, deshumanizada y falta de delicadeza. Es estimulante comprobar cómo algunas personas acostumbradas a experiencias en las que el sexo era casi el único objetivo, se han quedado con nosotros porque han descubierto que hay placeres menos evidentes que les habían pasado desapercibidos, y que aquí son considerados objetivos principales.
Nosotros con cada encuentro hemos aprendido cosas valiosas y hemos intentado enmendar errores y añadir matices dentro del complejo mundo de las relaciones erótico/ sensuales. Creemos que después de dos años de proyecto ha llegado el momento de hacer justicia y conceder la amnistía al malo de la película: El sexo  explícito.

¿Qué es lo que ha cambiado entonces para que adoptemos este nuevo rumbo?

En primer lugar, queremos aclarar que la sensualidad, la delicadeza, la ternura, la creatividad, el “saber estar, sentir y vivir”, seguirán siendo nuestras propuestas principales. Ser conscientes de las consecuencias de todos nuestros actos dentro de nuestros encuentros nos hará libres y capaces de llegar a donde queramos llegar. Entenderemos a partir de ahora que cada persona es libre de ejercer su derecho consciente al placer y que en determinadas ocasiones, en determinados juegos o ejercicios, cada uno y cada una hará valer su propio código moral, no el que se nos ha impuesto. Intentaremos liberarnos de aquellas “verdades absolutas” que no hemos elegido, analizaremos con detenimiento qué es lo que de verdad queremos y se lo haremos saber a los demás, aceptando que ellos quieran o no quieran compartir nuestro juego. Nos concederemos la libertad para vivir nuestra erótica sin restricciones, pero siempre de una manera consciente, desmitificaremos toda esa terminología peyorativa que convierte un beso en los labios en algo “normal”, y un beso en los genitales en algo “sospechoso”.
Lo único que pretendemos es alcanzar nuestra mayoría de edad erótica, y eso lo conseguiremos cuando cada persona esté dispuesta a vivir su placer y el de los demás con entera libertad. Este será nuestro reto desde nuestro próximo encuentro que tendrá lugar el viernes 26 de setiembre a las 19.00 en nuestro lugar habitual en Palencia.

Os recordamos que, si bien gran parte de nuestros juegos y ejercicios están diseñados para ser practicados en pareja, eso no significa que no puedan acudir personas que no tengan alguien con quien venir. Os animamos a visitarnos.

Besos
Eduardo y Mª Jesús




viernes, 22 de agosto de 2014

MANOS LIBRES



El nombre de este juego surgió espontáneamente durante una sesión. Suele encadenarse después de “Círculo de placer”, el juego en el que embadurnamos nuestros cuerpos de aceite. Se realiza con los ojos vendados.

Se trata de mezclarse en una marea humana de cuerpos desnudos, en busca de aquellas manos y de aquellos cuerpos cuyo lenguaje nos parezca lo suficientemente sugerente para entablar un apasionado dialogo con ellos.


Puede ocurrir que estemos permanentemente “buscando”, que nos conformemos con entablar “conversación” con todos, puede que nos decantemos por uno, dos o tres,... Pueden ocurrir muchas cosas. La “ceguera” es muy agradecida en estos casos. Dejan de ser tan importantes algunos detalles que normalmente se detectan con el sentido de la vista, y en consecuencia le damos valor a lo que somos capaces de apreciar mediante el sentido del tacto, el olfato, el oído,… o el gusto. Nos fijamos en la textura de la piel, nos dejamos conquistar por la sinceridad de las caricias, podemos enamorarnos de unas manos que nos hablan de una manera poética, podemos abrazarnos a un cuerpo que se ofrece con generosidad,…si logramos desprendernos de los miedos, los celos y los prejuicios, puede ser una experiencia única.


jueves, 31 de julio de 2014

REVISANDO CÓDIGOS


Cada día desde los poderosos y omnipresentes sistemas mediáticos intentan convencernos de cuáles son las cosas importantes que necesitamos para “alcanzar la felicidad”. Se trata de cosas materiales que debemos comprar, y que además debemos renovar constantemente. En esa carrera loca por conseguir esas cosas que creemos necesitar, hemos anestesiado algunos de nuestros instintos básicos, entre ellos el instinto erótico.
Es difícil, aunque no imposible, mantener el interés erótico en la pareja. Quizá alguien piense que la propuesta de tener que relacionarse íntimamente con “terceros” para mantener una relación satisfactoria con la propia pareja, es una contradicción, o quizá una aberración. Nosotros pensamos que es un recurso que ha demostrado su utilidad con resultados sorprendentes.

En la infidelidad se le otorga al amante lo que se le niega a la propia pareja, o bien se busca en el amante lo que nos niega la propia pareja. En una relación lúdica como la que proponemos aquí, no se le usurpa nada a la propia pareja, no hay clandestinidad ni engaño, se favorece la confianza del uno en el otro, se recuperan niveles de afectividad que se habían perdido. Pero no nos engañemos, para ello tiene que haber voluntad por las dos partes, y hay que hacer algún esfuerzo, cambiar algún chip.

Los códigos de comportamiento moral que rigen en nuestra “civilizada” sociedad, han sido escritos hace muchos siglos por personas e instituciones que han tenido un interés especial en regular y controlar las relaciones erótico-afectivas de las parejas. Sin embargo esos códigos no solucionan la realidad de una gran mayoría de esas parejas, y en consecuencia, la infidelidad, el engaño, la apatía erótica, la frustración, la renuncia a los placeres sensuales, el conformismo, son por desgracia muchísimo más frecuentes de lo deberían. ¿Por qué no revisar estos códigos que han dictado algunas instituciones, principalmente religiosas? El deseo de conocer íntimamente a otras personas fuera de la relación de pareja es algo muy común y no es antinatural. Pero la sociedad no considera “moral” vivir experiencias eróticas fuera de la pareja. Entonces solo nos queda la clandestinidad, con lo cual esas experiencias siempre serán prácticas “sospechosas”. Está en nuestra mano reivindicar una vida erótica más plena, ignorando, con todo el derecho, los códigos morales hipócritas, que fueron (y son) constantemente burlados y violados por quienes los crearon.

Acariciar, abrazar, besar, observar, sentir, mirar, oler, compartir, intimar, regalar y pedir, dar vida a fantasías grupales, a abrazos colectivos, a la afectividad compartida, … con la tranquilidad de que nadie le roba nada a nadie, y con la generosidad y el permiso mutuo de los dos integrantes de la pareja, naturalmente.

Lo que planteamos en nuestros talleres de sensualidad es una opción, una herramienta, para que se despierte el instinto erótico, para que vuelva a la vida, y con ello vuelvan la ternura, la sensualidad, la afectividad y el deseo a nuestra relación. Una vida erótica sana y creativa con nuestra pareja puede combatir los efectos destructivos de la rutina y devolvernos la ilusión que hemos ido perdiendo con los años.





lunes, 28 de julio de 2014

AVISO A NAVEGANTES


Nos gustaría lanzar un aviso a navegantes, puesto que hay un comportamiento que se ha dado a veces en los encuentros de sensualidad y resulta desagradable. Nos referimos al caso de aquellos hombres que cuando acuden con sus parejas a un encuentro de tipo erótico (con mayores o menores connotaciones sexuales), no les dicen a ellas “a donde las llevan”, porque saben de sobra que ellas no aceptarían participar en una actividad en la que la desnudez es evidente y el contacto físico muy estrecho. Les ocultan datos importantes y camuflan la realidad interesadamente, esperando que cuando se vean inmersas en la actividad, ellas “entren por el aro”.


Pues no, ellas no “entran por el aro” de esa manera, y hacen bien, porque no se trata de entrar por ningún aro.

Hemos comprobado que para aquellas parejas que no tienen una relación sana, acudir a un encuentro de estas características es exponerse a una especie de radiografía en la que se muestran sin ninguna duda las partes “enfermas” de la relación: las desconfianzas, los celos, los egoísmos, los rencores, las inseguridades….. Ello no es malo, sino todo lo contrario. Después de vivir un episodio de éstas características se ven obligados a enfrentarse a ello. Y si todavía están en la fase en la que son capaces de hablar, pueden encontrar un punto de partida para que la cosa cambie a mejor. Si la relación de pareja está ya muy “quemada” también puede ser un detonante que contribuya a provocar algún tipo de ruptura.

Hace algunas semanas fui a visitar a una psicóloga que hace unos años nos sirvió de gran ayuda a Mª Jesús y a mí en una época en la que nuestro desencuentro era preocupante. Cuando me vio se asustó, porque la primera idea que le vino a la cabeza fue que venía a pedirle socorro de nuevo. Cuando le expliqué que no se trataba de eso, sino que mi visita era porque había tenido que hacer una gestión en el mismo edificio en el que ella trabajaba (Diputación de Valladolid) se mostró aliviada. Se alegró cuando le conté que estábamos en un momento dulce como pareja. Evidentemente ella contribuyó en su día a ello. Le hablé de nuestro proyecto de sensualidad y erotismo y la idea le gustó. Incluso llegó a decir que lo consideraría como una opción para recomendar. No hemos vuelto a hablar, pero evidentemente su comentario me ilusionó, aunque comprendo que lo de recomendar nuestro proyecto desde su posición de terapeuta oficial es un tema delicado. Nosotros no tenemos formación reconocida como psicólogos ni como sexólogos (realmente no trabajamos con “sexo”), pero creemos que nuestros encuentros ayudan a las personas en alguna medida. Digamos que somos una especie de asociación de “amigos del erotismo” que organiza actividades un poco “especiales” que pueden ser de utilidad para algunas parejas.