Pues sí que me he puesto serio con el
título. Se diría que ahora tendría que venir una sesuda ponencia
de esas que te dejan con la boca abierta. Pues lo siento majos. Yo soy músico. En lugar de ponencia hay una canción….
Pero sí quiero decir que hay una cosa
(hay muchas), pero hay una que me parece el colmo de los colmos.
Alguna vez he visto por la televisión (en algún bar, porque yo no
tengo tele) que al final de una carrera de fórmula 1, el ganador
regresa a su “camerino” pasando a través de un pasillo formado
por unas 20 estupendas mujeres (azafatas) situadas a ambos lados. Él
aguerrido y joven piloto hace su entrada triunfal, como entraría
un mártir de Mahoma en el paraíso, en el que le esperan sus 50
vírgenes.
La figura es de lo más significativa.
No una, sino 20 mujeres (más o menos) es uno de los premios que la
sociedad democrática y desarrollada otorga a esos héroes, además
de la pasta gansa, la fama, etc.,…Quiero suponer que no se las
puede llevar a la habitación y gozar de sus encantos, pero no me
negaréis que ese ritual tan normal en el deporte, que consiste en
que una o varias estupendas mujeres, con más o menos ropa, besan y
colocan la medalla al ganador, encierra un mensaje perverso. Al menos
a mí me lo parece.
Se admiten puntos de vista.
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