miércoles, 2 de julio de 2014

LA ACAMPADA




La pereza estival nos ha roto un poco el ritmo, pero aquí estamos de nuevo para contaros nuestra última aventura sensual, después de un encuentro que se tuvo que anular por no haber suficientes personas inscritas (fue el de Artaunsoro, en Guipúzcoa).

Hubo acampada, aunque hubo que improvisar un lugar distinto al previsto originalmente, debido a un cambio brusco del tiempo. La acampada fue en nuestra casa. Tenemos sitio de sobra y nos pareció más seguro no subir al monte por el fuerte viento y la bajada de temperatura. La cosa quedó en acampada light, pero así son las cosas de la meteorología.
Ello nos obligó a improvisar y fuimos capaces de replantear el encuentro en un nuevo escenario y en circunstancias diferentes. Al disponer de varios espacios (las tiendas y las habitaciones de la casa), planteamos la posibilidad de introducir una novedad en la sesión de masaje sensual. Normalmente lo hacemos en una sala común y rotamos durante el masaje, de manera que todos coincidimos con todas en algún momento. Ello tiene una gran ventaja: todos y todas reciben “diferentes” masajes, puesto que en esto hay quien es más hábil y creativo, y también quien está un poco más "verde". Digamos que los masajes son más democráticos. Pero también tiene un gran inconveniente: cuando más a gusto se encuentran los dos miembros de la pareja, la “democracia” obliga a cambiar  y se rompe la magia que se había logrado (quienes la habían logrado, porque para otros el cambio puede ser un alivio).

En el encuentro del sábado pasado cambiamos el sistema: ellas eligieron a su pareja para la sesión de masaje, y la consigna era que una vez que estuviesen en el espacio que se les había sido asignado, los miembros de cada pareja negociasen un acuerdo mutuo sobre lo que querían hacer en las dos horas siguientes. Esta libertad originó distintos tipos de “acuerdos” que no vamos a revelar aquí, puesto que son decisiones íntimas. La experiencia fue valiosa y la repetiremos cuando la ocasión sea propicia.

El domingo por la mañana el tiempo mejoró notablemente y nos dimos un estupendo paseo
nudista por el monte.Nos encontramos con un pastor que apacentaba sus ovejas, le saludamos y nos respondió efusivamente. Deseamos que la inesperada visión de unas ninfas desnudas apareciendo entre las encinas le sirva de inspiración para llenar esos eternos y solitarios momentos en el monte.

Una vez más nos alegramos al comprobar que las parejas que tienen una relación sana basada en la confianza y el respeto viven estos encuentros con naturalidad, sin recelos, sin desconfianza y disfrutan de las sensaciones placenteras y de las caricias vengan de donde vengan, sin estar pendientes de lo que pasa en la habitación de al lado.




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