El pasado domingo 19 tuvimos encuentro
erótico en Palencia, en un local en el que nunca habíamos estado y
en el que probablemente organicemos algún encuentro más. Es algo
más espacioso, es agradable, y está abierto a proyectos y
propuestas nuevas. Se llama “Esplai Palencia”. De todas formas,
seguimos en el SPA de la plaza de Europa.
Al terminar las sesiones, solemos, con
mayor o menor éxito, intentar una puesta en común de lo vivido
durante los ejercicios, juegos, sesión de masaje. En ésta última
sesión del domingo 19 destacó la queja de dos personas (mujeres)
que manifestaron que uno de los participantes, a la hora de
acariciar y en la sesión de masaje, se centraba exclusivamente en la
zona genital, y aunque a veces parecía que “pasaba” por otras
zonas, se le notaba que lo que hacía era dar un rodeo para volver
otra vez a lo mismo. Ellas se lo tomaron con filosofía, pero parece
que, vista la insistencia, una de ellas tuvo que pararle los pies.
Todavía estamos en una fase en la que
se están perfilando los códigos internos de nuestro proyecto,
todavía hay personas que no saben a qué atenerse cuando nos llaman,
o cuando vienen a un encuentro. Hasta cierto punto es lógico. Pero
yo creo que estamos dando pistas suficientes para que todo el mundo
entienda que en estos temas tan delicados, no se debe ir “a tiro
fijo”. Todo el cuerpo humano es un mapa de placer sensual y
erótico. Seguir insistiendo en lo genital es querer seguir siendo
“pobre” (sobre todo de espíritu).
Otra cosa que llama la atención, es
que el hecho de formar parte de círculos en los que el sexo es algo
fácil y cotidiano, no es de por sí garantía de “apertura” ni
de amplitud de miras. Hemos podido comprobar cómo algunas de éstas
personas se sienten tremendamente incómodas si se les pide
participar en alguna actividad en la que sea necesario sostener
durante unos minutos la mirada con la pareja (normalmente no es con
“su pareja habitual”), o si se les pide que le digan algo
agradable a su pareja, o si se les pide simplemente que se relajen
(es increíble lo problemático que es para algunas personas relajar
una pierna, un brazo, ya no digamos todo el cuerpo). Por el
contrario, he de reconocer que son personas en las que la palabra
celos no existe, y que tienen plena confianza el uno en el otro. Una
de ésta personas, varón, manifestó, que muchos de los hombres
(en realidad utilizó otra palabra que hacía referencia al mundo
animal) que frecuentan ciertos ambientes “liberales” deberían
darse una vuelta por aquí para aprender como acariciar a una mujer,
lo cual es un halago, sin duda.
Todos estamos aprendiendo de todos. Lo
que más me ilusiona es que hay personas que, a pesar de tener “mucho
recorrido”, repiten, y están asomando la nariz porque ven puertas
entreabiertas y sienten curiosidad sana. Algunas de ellas manifiestan
haber logrado tener una actitud más relajada respecto a un tema (el
erótico) que antes las tenía permanentemente tensas y a la
defensiva.
El placer es más placer si es algo
consciente.
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