jueves, 23 de enero de 2014

A TIRO FIJO


El pasado domingo 19 tuvimos encuentro erótico en Palencia, en un local en el que nunca habíamos estado y en el que probablemente organicemos algún encuentro más. Es algo más espacioso, es agradable, y está abierto a proyectos y propuestas nuevas. Se llama “Esplai Palencia”. De todas formas, seguimos en el SPA de la plaza de Europa.

Al terminar las sesiones, solemos, con mayor o menor éxito, intentar una puesta en común de lo vivido durante los ejercicios, juegos, sesión de masaje. En ésta última sesión del domingo 19 destacó la queja de dos personas (mujeres) que manifestaron que uno de los participantes, a la hora de acariciar y en la sesión de masaje, se centraba exclusivamente en la zona genital, y aunque a veces parecía que “pasaba” por otras zonas, se le notaba que lo que hacía era dar un rodeo para volver otra vez a lo mismo. Ellas se lo tomaron con filosofía, pero parece que, vista la insistencia, una de ellas tuvo que pararle los pies.

Todavía estamos en una fase en la que se están perfilando los códigos internos de nuestro proyecto, todavía hay personas que no saben a qué atenerse cuando nos llaman, o cuando vienen a un encuentro. Hasta cierto punto es lógico. Pero yo creo que estamos dando pistas suficientes para que todo el mundo entienda que en estos temas tan delicados, no se debe ir “a tiro fijo”. Todo el cuerpo humano es un mapa de placer sensual y erótico. Seguir insistiendo en lo genital es querer seguir siendo “pobre” (sobre todo de espíritu).

Otra cosa que llama la atención, es que el hecho de formar parte de círculos en los que el sexo es algo fácil y cotidiano, no es de por sí garantía de “apertura” ni de amplitud de miras. Hemos podido comprobar cómo algunas de éstas personas se sienten tremendamente incómodas si se les pide participar en alguna actividad en la que sea necesario sostener durante unos minutos la mirada con la pareja (normalmente no es con “su pareja habitual”), o si se les pide que le digan algo agradable a su pareja, o si se les pide simplemente que se relajen (es increíble lo problemático que es para algunas personas relajar una pierna, un brazo, ya no digamos todo el cuerpo). Por el contrario, he de reconocer que son personas en las que la palabra celos no existe, y que tienen plena confianza el uno en el otro. Una de ésta personas, varón, manifestó, que muchos de los hombres (en realidad utilizó otra palabra que hacía referencia al mundo animal) que frecuentan ciertos ambientes “liberales” deberían darse una vuelta por aquí para aprender como acariciar a una mujer, lo cual es un halago, sin duda.

Todos estamos aprendiendo de todos. Lo que más me ilusiona es que hay personas que, a pesar de tener “mucho recorrido”, repiten, y están asomando la nariz porque ven puertas entreabiertas y sienten curiosidad sana. Algunas de ellas manifiestan haber logrado tener una actitud más relajada respecto a un tema (el erótico) que antes las tenía permanentemente tensas y a la defensiva.


El placer es más placer si es algo consciente.

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