Recomiendo una película hecha en Cataluña titulada FAKE ORGASM (orgasmo fingido), del director Jo Sol, Cameo Ediciones.
Muy pedagógica. Debería ser de visionado obligatorio en los
institutos de secundaria.
Me quedo con una frase:
“Toda mujer lleva un hombre dentro,
y todo hombre lleva una mujer. La mujer se enamora del hombre que
lleva dentro, el hombre está hecho polvo (por llevar una mujer
dentro de sí). Realmente no es a la mujer a quien hay que liberar,
sino al hombre”.
Relacionado con esto
quiero contar algo ocurrido en el Laboratorio Experimental de
Erotismo. Tiene que ver con una persona, hombre maduro, buena gente,
al que llamaré Germán, que dejó muy claro que a él “ningún
hombre le tocaba el culo”, como si el roce de una mano de alguien
de su mismo sexo le pudiera contagiar la peste.
Hay muchos hombres que
sienten como él: un miedo mortal a que alguien puede dudar de su
virilidad, por el hecho de haber consentido que un tío les ponga la
mano encima y que otros puedan verlo o saberlo.
Un día, practicando un
ejercicio que consistía en encontrar con los ojos vendados un
objeto “escondido” en alguna parte del cuerpo de alguno o alguna
de l@s participantes, me quedó muy claro que Germán, ante el miedo
de que al palpar el cuerpo de un hombre, éste pudiera entender que
le estaba “acariciando otro hombre”, optó por adoptar el sistema del
“cacheo policial”, brusco, tosco, torpe y desprovisto de toda
delicadeza . Más tarde se comentó el tema y el hecho de que su
forma de “tocar” era un tanto “dura”. En posteriores
encuentros su actitud se fue relajando. Ya no se le ve tan
preocupado por conocer el sexo de la persona cuyo culo ha rozado con
el suyo, lo cual no significa para nada que él esté acercándose
“peligrosamente” a la homosexualidad.