Agradecemos este texto de Félix Rodrigo Mora, quien participó en nuestro encuentro de erotismo en Palencia del pasado 29 de marzo.
MIRÓN (Paco Carrillo)
Promover el entusiasmo por lo corporal y por el Eros es una de las tareas de nuestro tiempo, un quehacer necesario y emancipador. Vivimos en una sociedad que, en apariencia, es “libre” y por tanto “tolerante” con el cuerpo y al erotismo pero que, en realidad, reprime y sobre todo impide (impedir es la forma superior de reprimir) lo uno y lo otro de variadas y muy eficaces maneras1.
Promover el entusiasmo por lo corporal y por el Eros es una de las tareas de nuestro tiempo, un quehacer necesario y emancipador. Vivimos en una sociedad que, en apariencia, es “libre” y por tanto “tolerante” con el cuerpo y al erotismo pero que, en realidad, reprime y sobre todo impide (impedir es la forma superior de reprimir) lo uno y lo otro de variadas y muy eficaces maneras1.
Por
eso
hay
que
alabar
e
incluso
ejemplarizar
todo
esfuerzo
en
pro
de
una
reconciliación
del
ser
humano
con
su
corporeidad
y
de
una
superación
de
las
barreras
y
prohibiciones
que
hacen
del
verdadero
erotismo
una
vivencia
en
la
sombra,
una
práctica
acosada
y
hostigada,
particularmente
el
heterosexual.
Esas
son
las
metas
de
Eros
Experimental.
Se
dice
que
estamos
en
una
edad
de
“culto
al
cuerpo”.
Pero,
¿a
qué
cuerpo?,
¿quizá
a
la
corporeidad
desexuada,
antifemenina,
infantilizada
y
aberrante
de
las
modelos?,
¿o
a
esa
idea
de
lo
esbelto
hecha
de
delgadez
aséptica
e
higiénica,
ayuna
de
toda
referencia
al
magnetismo
de
la
belleza
y
el
deseo?,
¿o
al
cuerpo
productivo
y
mercantilizado
de
las
estrellas
del
deporte?,
¿o
a
la
esquizofrenia
de
la
mujer
asalariada,
siempre
con
unos
quilos
de
más
y
siempre
añorando
una
adelgazamiento
que
es
meramente
una
moda,
en
la
que
no
hay
espacio
para
la
fantasía
erótica,
para
soñar
con
encuentros
arrebatadores?,
¿o
al
de
quienes
no
les
queda
nada
más
que
la
comida,
pues
todo
lo
demás
se
lo
ha
desposeído
el
sistema
de
dominación,
de
manera
que
devoran
y
devoran,
auto-aniquilándose
como
corporeidad
con
belleza
y
magnificencia?
La
gran
mayoría
vive
su
condición
corporal
con
vergüenza,
prevención,
confusión,
dolor.
Temen
su
cuerpo
y
lo
ocultan.
O
bien
lo
enseñan
sin
gracia
ni
galanura,
sin
encanto
ni
picardía,
como
algo
resultante
de
buscar
la
comodidad
en
los
veranos
más
que
de
la
utilización
de
los
diversos
registros
del
lenguaje
no
verbal
para
enviar
a
los
Otros
mensajes
afectuosos
y
unitivos,
incluso
afectivos
e
incitantes.
La
mediocridad
y
zafiedad
dominantes
afecta
también
al
Eros.
Es
una
gran
desgracia
la
pérdida
casi
total
del
lenguaje
corporal
referido
a
lo
erótico,
la
ignorancia
de
que
esto
es
sobre
todo
un
estado
de
la
mente
y
no
un
mostrar
“carne”
a
la
manera
habitual
en
los
seres
nada,
sin
elegancia
ni
trascendencia
ni
inteligencia
ni
fogosidad.
Hubo
un
tiempo
en
que
una
siempre
mirada
podía
incendiar
de
deseo,
hoy
apenas
nada
mueve
pasionalmente
al
sujeto
apático,
desmotivado
y
desestructurado
que
fabrica
en
serie
el
actual
sistema.
Éste
ya
no
saber
mirar,
quizá
porque
le
han
extirpado
el
alma.
Se
habla
incluso
del
declinar
del
deseo.
Sí,
y
tiene
sus
causas.
Está
la
represión
directa
y
la
demonización,
las
caricaturas
de
tolerancia
y
permisividad,
el
rebajamiento
de
lo
erótico
a
una
gimnasia
higiénica,
la
soledad
como
estado
estructural
en
una
sociedad
donde
lo
colectivo-colectivista
ha
sido
excluido,
las
jornadas
interminables
de
trabajo,
la
alimentación
tóxica
habitual,
el
colapso
de
la
amistad
y
el
declinar
del
amor,
la
conversión
de
las
relaciones
entre
los
sexos
en
algo
problemático
a
causa
de
los
sexismos,
la
mala
forma
física,
la
mercantilización
creciente
del
sexo,
la
primacía
del
consumo
sobre
el
Eros,
la
conversión
de
la
tristeza
y
la
depresión
en
modos
habituales
de
estar
y
algunas
cuestiones
más.
La
persecución
del
erotismo
heterosexual
se
hace
desde
las
instituciones
del
Estado,
a
través
de
normas
legales
de
tipo
neo-franquista,
como
la
Ley
de
Violencia
de
Género
(2005),
que
en
su
preámbulo
presenta
a
aquél
como
una
agresión
del
hombre
hacia
la
mujer.
Para
dicha
ley
toda
relación
erótica
es
una
violación…
A
partir
de
ahí
la
represión
del
erotismo
adopta
nuevas
formas,
renaciendo
de
sus
cenizas
con
todo
el
aparato
de
siempre,
policías
persiguiendo
y
la
jauría
de
las
y
los
enrolados
en
la
nueva
policía
del
pensamiento
(que
se
hace
policía
de
lo
erótico)
agrediendo
impunemente
a
quienes
desean,
humildemente,
realizarse
en
el
terreno
de
lo
amatorio
y
amoroso,
de
lo
corporal
y
lo
emocional,
de
lo
que
une
a
los
hombres
y
las
mujeres
quizá
más
que
casi
ninguna
otra
cuestión.
No,
no
es
una
buena
época
para
el
erotismo,
por
eso
Eros
Experimental
tiene
un
gran
mérito,
porque
va
a
contracorriente
y
se
hace
una
expresión
revolucionario
de
la
voluntad
de
abrir
nuevos
caminos
al
respeto
amoroso
por
el
propio
cuerpo
y
al
amoroso
deseo
de
cuerpos
ajenos,
que
son
al
mismo
tiempo
mentes
y
espíritus.
El
erotismo
es
atracción,
fusión,
unificación,
ruptura
de
las
barreras
que
habitualmente
separan
a
los
seres
humanos.
Es
amor.
Por
eso
los
iluministas
castellanos
del
siglo
XVI,
aquellos
cristianos
magníficos
perseguidos
por
la
Inquisición,
sostenían
que
nunca
están
los
seres
humanos
más
cerca
de
Dios
que
cuando
están
en
el
acto
amatorio,
porque
Dios
es
amor
y
el
Eros
es
expresión
de
lo
amoroso,
por
tanto
de
lo
divino.
A
ellos
les
reprimieron
de
un
modo
y
a
nosotros
nos
reprimen
de
otro,
con
la
Ley
antes
citada
que,
supuestamente
está
hecha
para
“proteger”
a
las
mujeres:
sí,
así
de
misógina
es
dicho
engendro
legal.
Se
ha
dicho
que
tal
ley
es
contra
el
deseo,
el
erotismo
y
el
amor,
y
así
es
exactamente.
Su
víctima
principal,
no
nos
dejemos
engañar,
es
la
mujer.
La
pasión
por
lo
físico
y
la
material
es
un
estado
de
ánimo
que
me
domina.
Venero
la
grandiosidad
de
los
árboles,
la
magia
de
las
montañas,
la
sublimidad
de
las
grandes
llanuras,
la
excelencia
de
la
naturaleza
toda
cuando
se
muestra
sin
recato.
Del
mismo
modo
soy
un
gran
admirador
de
lo
corporal
humano,
porque
la
excelsitud
y
la
belleza
de
los
cuerpos
es
una
expresión
de
lo
real
magnífico,
de
lo
que
nos
impulsa
a
vivir
y
nos
enseña
a
estimar
la
existencia.
En
mi
libro
“Tiempo,
historia
y
sublimidad
en
el
románico
rural”
investigo
las
manifestaciones
de
corporeidad
explícita
y
furia
amatoria
que
existen
en
los
edificios
de
arte
románico
levantados
entre
los
siglos
XI
y
XIV,
asunto
que
ha
sido
al
mismo
tiempo
descaradamente
ocultado
y
desvergonzadamente
tergiversado.
Es
el
románico
amoroso,
o
románico
erótico,
bastante
común
en
la
mitad
norte
de
la
península
Ibérica.
Son
cuerpos
desnudos,
vaginas,
penes,
coitos,
etc.
en
piedra,
que
muestran
orgullosamente
lo
que
somos,
sin
temor
ni
vergüenza.
Ese
es
su
mensaje:
así
somos,
así
estamos
hechos,
y
resultamos
ser
magníficos
en
nuestra
corporeidad,
y
por
eso
lo
exponemos
artísticamente
aquí,
para
que
las
gentes
del
futuro
comprendan
nuestro
mensaje
liberador
y
disfruten
de
la
desnudez
como
práctica
emancipadora.
Quienes
creemos
que
la
desintegración
de
la
sociedad
y
la
trituración
de
la
persona
sólo
pueden
remediarse
a
través
de
un
cambio
radical
e
integral,
una
revolución
total,
sabemos
que
una
parte
de
ésta
es
la
redefinición
de
la
corporal,
de
lo
erótico
y
de
lo
amatorio.
En
eso
estamos.
Y
ahí
Eros
Experimental,
cuyo
principal
designio
es promover
experiencias
prácticas
y
vivibles
de
amistad,
reconocimiento
y
encuentro,
de
desnudez,
sensorialidad
y
atrevimiento,
ha
hecho
ya
bastante
y
estoy
seguro
que
hará
mucho
más.
Abril
2015
Félix
Rodrigo
Mora
1
Una prueba del terrible acoso y represión que hoy padece el
erotismo es la aserción, exacta, de S.T. Dawidowitz sobre que hoy
en los asuntos sexuales “la gente
miente a sus amigos,
a sus amantes, a
sus médicos, en las
encuestas y a sí
misma”. En efecto, pero ¿por qué miente? La
respuesta es fácil de establecer: porque no se puede decir la
verdad, porque la presión del poder constituido es tal brutal y
despiadada que la verdad ha de ser ocultada, no sólo a los demás
sino a uno mismo. Una expresión concreta de ello es el linchamiento
que los ambientes neo-pacatos están sometiendo a la trilogía “Las
50 sombras de Grey”,
de la que es autora E.J. James, en nombre de “la
liberación de la mujer”,
uno de los argumentos-farsa usados por la nueva mojigatería para
imponer a los demás sus cavernícolas ideas, impedir el libre
erotismo y, sobre todo, reprimir determinadas expresiones de la
sexualidad femenina. No defiendo particularmente esa obra sólo su
derecho a existir pues en lo erótico no hay una única práctica
aceptable sino varias, y todas ellas han de poder manifestarse.
Sostener que únicamente hay un tipo de sexo “bueno” ha sido a
lo largo de los siglos el argumento favorito de los represores. En
el Eros o hay libertad para la pluralidad o no hay libertad en
absoluto, de manera que cada cual ha de buscar su forma concreta de
desearlo, fantasearlo y vivirlo.