Sandra es el nombre imaginario de una
mujer que desde hace tiempo deseaba acudir a uno de nuestros
encuentros. Es una exuberante mujer madura con la vida resuelta, me
refiero a la parte material. Por fin encontró el momento de acudir
(de incógnito, por supuesto) a nuestra última sesión del 25 de
octubre. La vida erótica de Sandra simplemente no existe dentro de
su “perfecto” matrimonio. Pero ella se rebela a la idea de que la
muerte se apodere de un cuerpo que está muy bien dotado para el
placer, increíblemente bien dotado. Sandra acudió un poco nerviosa.
Su principal preocupación era la posibilidad de coincidir con
alguien conocido, pero logramos que se calmase, porque nadie de los
allí presentes tenía la intención de delatarla. Se dejó llevar
y ofreció su cuerpo generosamente para que varios pares de manos le
regalasen los mimos que le han sido negados durante los últimos años
de su vida conyugal.
Ha sido un placer Sandra, un placer
para ti y un placer para los que te hemos oído suspirar, gemir y
estremecerte con tanta pasión. Vuelve cuando quieras.
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