Uno de los ejercicios que más éxito tiene en el Laboratorio Experimental de Erotismo consiste en embadurnarnos a discreción con aceite de almendras con los ojos vendados. No sabes quién es quién, aunque procuramos intercalarnos hombre-mujer. Aún así, es una experiencia en la cual las manos viajan libres entre la maraña de cuerpos, y nunca sabes a quién puedes llegar a tocar...Pero resulta que después de un rato eso ya no es tan importante. Si te concentras en sentir el placer del tacto, desaparecen una gran parte de los miedos y los prejuicios.
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