Sandra es el nombre imaginario de una
mujer que desde hace tiempo deseaba acudir a uno de nuestros
encuentros. Es una exuberante mujer madura con la vida resuelta, me
refiero a la parte material. Por fin encontró el momento de acudir
(de incógnito, por supuesto) a nuestra última sesión del 25 de
octubre. La vida erótica de Sandra simplemente no existe dentro de
su “perfecto” matrimonio. Pero ella se rebela a la idea de que la
muerte se apodere de un cuerpo que está muy bien dotado para el
placer, increíblemente bien dotado. Sandra acudió un poco nerviosa.
Su principal preocupación era la posibilidad de coincidir con
alguien conocido, pero logramos que se calmase, porque nadie de los
allí presentes tenía la intención de delatarla. Se dejó llevar
y ofreció su cuerpo generosamente para que varios pares de manos le
regalasen los mimos que le han sido negados durante los últimos años
de su vida conyugal.
Ha sido un placer Sandra, un placer
para ti y un placer para los que te hemos oído suspirar, gemir y
estremecerte con tanta pasión. Vuelve cuando quieras.
Imaginemos a un hombre y una mujer
frente a frente, mirándose. Acaban de
conocerse y están participando en un juego que consiste en que uno
puede pedirle al otro lo que quiera, cualquier cosa que sea posible
en las circunstancias en que ellos se encuentran. No es seguro que
lo que pidan les vaya a ser concedido, al menos no todo. Imaginemos
también que ninguno de los dos va a interpretar ninguna de las
peticiones que les sean hechas como algo obsceno u ofensivo, y que
ambos pueden decir “no” siempre que quieran. Tampoco
ninguno de los dos se molestará si su petición es recibida con una
negativa. Hay unas reglas pactadas de antemano y ambos las aceptan.
¡Pide lo que quieras!,
quizá te lo conceda…
Este fue uno de los juegos de nuestro
encuentro del 17 de octubre pasado en Palencia.
La frase “no sé qué
pedirte” tuvo cierto protagonismo.
¿Miedo, vergüenza, falta de ideas…?
Es posible….
Aunque en nuestros encuentros estamos
tratando de despenalizar ciertos “comportamientos” sexuales,
no está totalmente erradicada la tendencia a organizar las
opciones eróticas en “razonables”, ”normales”, “legales”,
por un lado….y “obscenas”, “demasiado atrevidas”,
“ilegales”, o “sospechosas” , por otro.
Decir “sí” a cierto tipo de
propuestas, o pedir ciertas cosas, puede acarrearnos sentimientos
como infidelidad, traición, remordimiento, miedo,… Incluso aunque
haya un deseo claro de aceptar lo que nos piden, o de pedir lo que
nos apetece, está el miedo a tener después mala conciencia. Por
no hablar de los celos, cuyo fantasma anda siempre vigilante. La
policía y los jueces que se han ido infiltrando en nuestra cabecita
no descansan nunca. Aunque nuestro cónyuge esté participando del
mismo juego, en la misma sala, y no esté preocupado por lo que
hacemos, podemos sentirnos observados, juzgados,… Puede que hayamos
perdido la capacidad de distinguir lo que es “ético” de lo que
nos han dicho que “está bien”, y nos puede el remordimiento, la
vergüenza, … Aún en el caso de que las dos personas que están
frente a frente hayan decidido libremente participar en ese juego, no
es fácil librarse de los condicionamientos. Tengamos en cuenta que
mirar a los ojos a una persona que acabamos de conocer y pedirle
que nos dé besos por todo el cuerpo (por ejemplo) no es lo
habitual, pero puede que sea lo que deseamos realmente. Entonces
recurrimos a lo fácil: ocultarnos detrás de la frase “no sé
qué pedirte”, esperando que la otra persona tome la iniciativa y
nos libere de la responsabilidad de decir las cosas que deseamos y
sentimos.
Esta frase, “no sé que pedir”, se
escuchó en varias ocasiones, pero también hubo peticiones que
salieron del alma, con mucha naturalidad, honestidad y sin miedos.
Seguiremos jugando a dar y pedir, pero
nos lo tenemos que trabajar un poco más. Tenemos cinco
sentidos. Os propongo que hagáis una lista de lo que le pediríais a
vuestra pareja imaginaria, empezando por aquellas cosas que tengan
que ver con el sentido del oído, luego con el de la vista, luego con
el del olfato, el del gusto y finalmente con el del tacto (que es el
más recurrido y el que triunfa).
Las
palabras son sonidos, los latidos del corazón son sonidos, la
respiración es sonido, los susurros son sonidos,… y pueden ser muy
sensuales. Esto para el sentido del oído, pero faltan otros cuatro….
Si somos un poco elegantes, si
actuamos con honestidad, sensibilidad, con un poco de originalidad,
sin adoptar poses, sabiendo pedir las cosas, con algo de buen gusto,…
es casi seguro que la mayor parte de las peticiones serán
aceptadas.
Conforme a lo que anunciábamos en el anterior post “Revisando nuestros propios códigos”, el pasado viernes 26 de
septiembre hemos estrenado nuestro tercer año con una actitud mucho más abierta
y hemos eliminado los límites que
durante dos años habíamos propuesto. Creemos que nuestra etapa anterior sirvió
para ir encontrando nuestra identidad, evitando los peligros de volar demasiado
alto sin estar preparados para ello.
Después de nuestros 19 encuentros
anteriores tenemos una visión mucho más sosegada y madura de la sexualidad,
hemos perdido algunos miedos, hemos elegido no
demonizar ciertas opciones y hemos comprendido que en el mundo de lo
erótico no hay nada “ilegal” cuando lo vivimos con plena conciencia,
respeto, responsabilidad y total
honestidad. ¿Por qué nos resulta tan dramático vivir nuestra sexualidad, siendo
una necesidad tan humana como el alimentar el cuerpo y el espíritu?
Nuestra puesta en común al final
del encuentro del viernes 26 fue la más fructífera hasta la fecha. Lo
emocional va cobrando protagonismo, los sentimientos afloraron, y la complicidad era evidente. No
queremos reducir lo erótico sólo a un ejercicio gimnástico, desprovisto
de la riqueza que nos aporta lo emocional. Queremos crecer como personas a través
de las vivencias eróticas. Sabemos que ésta es una propuesta que se siente como algo “fuera
de lo común”. ¡Cómo nos gustaría que la población pudiera experimentar
el placer de acariciar y ser acariciados sin límites, sin tener un
“policía” y un “juez” vigilando sus conciencias!
Un saludo y hasta la próxima
Eduardo
La
ternura y la confianza fueron dos referentes en el último encuentro: hubo
momentos en que me sentí especialmente
mimada y valorada.
También
me sentí celosa en un par de ocasiones, pero
lo sentí con menor intensidad que en momentos pasados; lo cual es un avance y me anima a seguir
compartiendo mi vida con mi pareja.
Durante
un rato me permití jugar conmigo misma ante el espejo: ensayando distintas
poses a la vez que mi silueta se insinuaba tras una tela, para el goce visual
de mis compañeras/os. Fue divertido, creativo y sensual.
Cerramos
la sesión compartiendo lo experimentado a lo largo de la tarde y nos
despedimos, hasta la próxima, con cariño.
Inercia es la tendencia
de un cuerpo a permanecer en el estado de reposo o movimiento en el
que se encuentra. Para vencer la inercia hay que ejercer una
fuerza externa. Un columpio está parado por inercia. Si lo
empujamos se balanceará indefinidamente por inercia hasta que alguna
fuerza externa - el rozamiento, la gravedad- le hagan detenerse, y
así permanecerá de nuevo indefinidamente, por inercia.
La física no resulta muy
erótica a simple vista, pero, … todo está relacionado.
Por amor, por instinto,
por locura,…nos emparejamos, nos vamos a vivir juntos y traemos
niños al mundo. Por inercia dejamos de compartir puestas de sol,
confidencias, caricias. Por inercia vamos cogiendo kilos, malos
hábitos,.. por inercia llegan las peleas, el mal rollo, el primer
engaño,….la separación. Es igual que cuando nos da el sueño al
volante, va llegando poco a poco, nos va atrapando. Si reaccionamos a
tiempo estamos salvados, si no reaccionamos estamos perdidos.
La inercia ataca
especialmente a la salud erótica. Quizá no nos atrevemos a
pedirle a nuestra pareja que nos haga “eso” que tanto deseamos,
eso con lo que tanto fantaseamos, esas caricias que nos dan la vida,
o aquello que nos produce un placer especial y que es lícito,
porque nuestro cuerpo es un instrumento diseñado para el placer.
Tememos que si se lo pedimos ponga cara de: “¿pero lo dices en
serio?”.
Entonces queda
resignarse, refugiarse en un mundo de fantasías incumplidas que uno
mismo crea, recurrir al sexo de los/as profesionales, consumir
porno y practicar el “amor propio”,..o buscarse un/una amante,
cosa que no es fácil y que no suele ser la solución,…. y así
hasta acabar durmiendo en camas (o en casas) separadas.
Acabamos de cumplir dos años en el
Laboratorio Experimental de Erotismo. Creemos que es un buen momento
para hacer balance y replantear algunas cosas, de revisar algunos de
nuestros códigos. Después de un verano en el que hemos holgazaneado
mucho y nos hemos regalado muchos paseos desnudos por el campo y el
monte, en compañía de otras personas venidas de Palencia,
Valladolid, León, Burgos, Bilbao,… se impone plantearse un nuevo
“curso escolar”.
Hay una pregunta que siempre ha
suscitado polémica y curiosidad, que ha sido objeto de especial
atención y de interrogatorios por parte de algunas personas que
querían acudir a alguno de nuestros encuentros. Se trata de la gran
cuestión:
“Sex o no Sex”
O sea, hay o no hay sexo en el
Laboratorio Experimental de Erotismo.
Hemos tratado de dar a entender que la
satisfacción del placer sexual inmediato no era una de nuestras
prioridades, que el "final feliz" no estaba en nuestra agenda, pues entendemos
que plantear las relaciones en nuestro laboratorio como una
persecución del orgasmo, conduce a lo de siempre: perderse lo mejor
del viaje, por estar pensando sólo en la llegada.
Esa actitud ha sido una manera de
evitar que nuestro proyecto se entienda como una excusa para una
promiscuidad descontrolada, deshumanizada y falta de delicadeza. Es
estimulante comprobar cómo algunas personas acostumbradas a
experiencias en las que el sexo era casi el único objetivo, se han
quedado con nosotros porque han descubierto que hay placeres menos
evidentes que les habían pasado desapercibidos, y que aquí son
considerados objetivos principales.
Nosotros con cada encuentro hemos
aprendido cosas valiosas y hemos intentado enmendar errores y añadir
matices dentro del complejo mundo de las relaciones erótico/
sensuales. Creemos que después de dos años de proyecto ha llegado
el momento de hacer justicia y conceder la amnistía al malo de la
película: El sexo explícito.
¿Qué es lo que ha cambiado entonces
para que adoptemos este nuevo rumbo?
En primer lugar, queremos aclarar que
la sensualidad, la delicadeza, la ternura, la creatividad, el “saber
estar, sentir y vivir”, seguirán siendo nuestras propuestas
principales. Ser conscientes de las consecuencias de todos nuestros
actos dentro de nuestros encuentros nos hará libres y capaces de
llegar a donde queramos llegar. Entenderemos a partir de ahora que
cada persona es libre de ejercer su derecho consciente al placer y
que en determinadas ocasiones, en determinados juegos o ejercicios,
cada uno y cada una hará valer su propio código moral, no el que se
nos ha impuesto. Intentaremos liberarnos de aquellas “verdades
absolutas” que no hemos elegido, analizaremos con detenimiento qué
es lo que de verdad queremos y se lo haremos saber a los demás,
aceptando que ellos quieran o no quieran compartir nuestro juego. Nos
concederemos la libertad para vivir nuestra erótica sin
restricciones, pero siempre de una manera consciente,
desmitificaremos toda esa terminología peyorativa que convierte un
beso en los labios en algo “normal”, y un beso en los genitales
en algo “sospechoso”.
Lo único que pretendemos es alcanzar
nuestra mayoría de edad erótica, y eso lo conseguiremos cuando cada
persona esté dispuesta a vivir su placer y el de los demás con
entera libertad. Este será nuestro reto desde nuestro próximo
encuentro que tendrá lugar el viernes 26 de setiembre a las 19.00 en
nuestro lugar habitual en Palencia.
Os recordamos que, si bien gran parte
de nuestros juegos y ejercicios están diseñados para ser
practicados en pareja, eso no significa que no puedan acudir personas
que no tengan alguien con quien venir. Os animamos a visitarnos.
El nombre de este juego
surgió espontáneamente durante una sesión. Suele encadenarse
después de “Círculo de placer”, el juego en el que embadurnamos
nuestros cuerpos de aceite. Se realiza con los ojos vendados.
Se trata de mezclarse
en una marea humana de cuerpos desnudos, en busca de
aquellas manos y de aquellos cuerpos cuyo lenguaje nos parezca lo
suficientemente sugerente para entablar un apasionado dialogo con
ellos.
Puede ocurrir que estemos
permanentemente “buscando”, que nos conformemos con entablar
“conversación” con todos, puede que nos decantemos por uno, dos
o tres,... Pueden ocurrir muchas cosas. La “ceguera” es muy
agradecida en estos casos. Dejan de ser tan importantes algunos
detalles que normalmente se detectan con el sentido de la vista, y
en consecuencia le damos valor a lo que somos capaces de apreciar
mediante el sentido del tacto, el olfato, el oído,… o el gusto.
Nos fijamos en la textura de la piel, nos dejamos conquistar por la
sinceridad de las caricias, podemos enamorarnos de unas manos que nos
hablan de una manera poética, podemos abrazarnos a un cuerpo que
se ofrece con generosidad,…si logramos desprendernos de los miedos,
los celos y los prejuicios, puede ser una experiencia única.